Proyecto Educativo

Nuestro Ideario

1. En ejercicio del derecho que le reconocen el artículo 27 de la Constitución española y el artículo 22 de la L.O.D.E.., leídos a la luz de la doctrina del Tribunal Constitucional en su Sentencia 77/85, la Congregación del Corazón de Jesús, titular del Colegio-Seminario «SAN JERÓNIMO» de Alba de Tormes (Salamanca), establece en este documento el carácter propio del mismo.

2. Fieles al espíritu del P. León Dehon, nuestro Fundador, y a la misión que quiso asignar a nuestro Instituto, entendemos la actividad educativa como un ámbito privilegiado de evangelización.

3. La plena consecución de los objetivos aquí contenidos exige que todos los miembros de la comunidad educativa tengan conocimiento del carácter propio del Centro y lo acepten o, al menos, lo respeten. La Entidad titular facilitará ese conocimiento.

Un centro abierto a todos

1. Queremos que todo el que desea la educción que se imparta en este Centro tenga acceso a ella.

2. Rechazamos toda discriminación en la admisión de alumnos, por razón de nivel social, capacidad económica, lugar de residencia, creencias religiosas, afiliaciones políticas o cualidades humanas.

3. Dentro de esta postura, y de acuerdo con las opciones prioritarias de la Congregación, nuestra preferencia se orienta hacia los más necesitados.

Somos un centro católico

1. Para nosotros, el acontecimiento principal de la historia de la humanidad es Jesucristo. Él nos da una perspectiva determinada sobre el origen y el destino del hombre, su dignidad y su misión en la familia, en el trabajo y en la sociedad. Él y su mensaje son para nosotros el mejor proyecto de existencia, y en ellos se enraízan los valores y el clima de nuestra educación.

2. Como seguidores de Jesucristo, creemos que su Espíritu está presente en la Iglesia. Nuestros Colegios son Centros de Iglesia: se inscriben en su misión docente y se adhieren plenamente a su Magisterio y directrices. Como Centros católicos, forman parte de la Iglesia local y comparten su misión evangelizadora y sus criterios pastorales.

3. No pretendemos imponer a nadie esta perspectiva pero, desde ella, intentamos conseguir los fines que pretende todo Centro educativo, subrayando ciertos valores y eligiendo una determinada pedagogía y organización.

Educamos para la fe y desde la fe

1. Damos por supuesto que los alumnos de este Centro han venido a él por la libre voluntad de sus padres y que saben cuál es nuestra identidad. Ello quiere decir que todos aceptan o respetan que Jesucristo y su mensaje son para nosotros el mejor proyecto de existencia, y que en ellos se enraízan los valores y el clima de nuestra educación.

 

2. Con fe o sin ella, en el horizonte del hombre está Dios. Por eso optamos por una formación abierta a la trascendencia, convencidos de que la religión y la fe enriquecen a la persona humana.

3. Como Centro católico, formamos parte de la iglesia local y compartimos su misión evangelizadora y sus criterios pastorales.

4. La enseñanza religiosa escolar será impartida con la mayor calidad posible dentro del horario escolar como materia fundamental.

5. Pretendemos además:

a. Que toda la enseñanza constituya un diálogo entre la fe y la cultura.
b. Que el clima de nuestra escuela esté configurado por la vivencia cristiana.
c. Que una serie de actividades complementarias, entre las que se incluyen la oración y la vida sacramental, completen la pastoral educativa del Centro.
 

6. Nos obligamos a una formación que haga posible, de una manera progresiva, la opción personal, libre y comprometida por la fe cristiana. No imponemos la fe en Jesucristo, pero sí asumimos la responsabilidad de ofrecer las condiciones y los medios para encontrarlo.

Nuestra visión del hombre

Con fe o sin ella, en el horizonte del hombre está Dios.
  1. El hombre es hijo de Dios y señor del mundo. Su valía procede de lo que es y no de lo que tiene y por ello su dignidad personal merece todo respeto y es inviolable en su vida, en su libertad y en su conciencia. Está hecho para la verdad y el amor, y es acreedor a que todos los ordenamientos jurídicos reconozcan sus derechos, que compartan los correspondientes deberes.
  2. El hombre tiene derecho a una educación integral. El marco básico de esa educación es la familia.
  3. El hombre es un ser social. Por eso es acreedor y se debe a la justicia, la solidaridad, la fraternidad con los demás hombres y la transformación perfeccionadora de la sociedad en que vive.
  4. El hombre actual vive en una sociedad pluralista y cambiante y habita en una naturaleza cada vez más conocida, explotada y, a veces, amenazada por la técnica. Por tanto, debe permanecer arraigado en la familia, en la cultura que le es propia y en el respeto a la naturaleza. Cada hombre y cada sociedad tienen derecho a sus propias raíces.

 

Valores, actitudes y comportamientos que potenciamos

En correspondencia con nuestra visión del hombre, educamos para:

  1. La convicción de que éste vale más por lo que es que por lo que tiene.
  2. El respeto a todos los hombres, cualesquiera que sean sus ideas y acciones.
  3. La solidaridad y, más aún, la fraternidad con todos ellos, intentando llegar a verlos como hijos de Dios y hermanos en Cristo.
  4. La paz, la convivencia, la comunicación y la cooperación entre los hombres y los pueblos, con un espíritu abierto, dialogante, flexible, ajeno a toda forma de violencia.

Opciones en la formación

Esta visión del hombre sólo será posible si educamos en:

  1. La responsabilidad personal, el sentido del deber, la asunción del trabajo como enriquecimiento de la propia persona y como ineludible aportación a la sociedad.
  2. El sentido de la justicia en las relaciones personales y en las estructuras sociales, económicas y políticas, con una profunda sensibilidad hacia las injusticias existentes y una conciencia operante de compromiso sociopolítico en la transformación constante y positiva de la sociedad y del mundo en que vivimos.
  3. La libertad personal, en un proceso de progresiva liberación de los condicionamientos internos y externos; el respeto a la libertad de los demás; la inquietud y el rechazo frente a toda manipulación y opresión de la libertad de los individuos, los grupos y los pueblos.
  4. La visión positiva del hombre y del acontecer humano, motivando la esperanza y la alegría que debe ser el talante habitual de educadores y alumnos.

Nuestros criterios pedagógicos

Partiendo de:

  • El alumno como principal artífice de su propia educación.
  • Las características del hombre de hoy y de la cultura que viven en su entorno concreto.
  • Los retos previsibles que puede plantearle el futuro.

Estimamos necesario que la línea pedagógica global del Centro tenga las siguientes características:

  1. Cultivar de forma armónica, gradual y adaptada a la edad todos los componentes de la personalidad humana: intelectuales, volitivos, afectivos, estéticos, físicos, sexuales, sociales, etc.
  2. Poner en práctica continuamente una pedagogía personalizada, que tenga en cuenta a cada alumno como es y se acomode a las características de su propia individualidad.
  3.  Seguir una pedagogía activa, que fomente la iniciativa, la creatividad y la búsqueda personal de las verdades y certezas, así como la capacitación para el ejercicio de las actividades profesionales.
  4. Enseñar a buscar momentos de interioridad frente al continuo acoso de la exterioridad a que estamos sometidos.
  5. Integrar armónicamente en la propia vida los contenidos de la fe y de la cultura.
  6. Procurar el equilibrio entre el trabajo teórico, el manual y el técnico.
  7. Ejercitar en el análisis y la crítica de los contenidos del aprendizaje, capacitando para el discernimiento, las convicciones y la toma de decisiones de un modo personal y autónomo.
  8. Dar relieve al dominio de los cauces de comunicación, al correcto empleo de la expresión oral y escrita, a la valoración de la imagen y a la utilización de los medios de comunicación social.
  9. Orientar para el ocio y su aprovechamiento, resaltando los valores de la cultura, la cooperación altruista ante las necesidades ajenas, las actividades deportivas y al aire libre, etc.
  10. Enseñar a trabajar en grupo de forma coordinada y respetando las posiciones de los demás.
  11. Primar la asimilación de las técnicas de aprendizaje sobre la acumulación de contenidos, aunque sin despreciar la importancia de la memoria.
  12. Suscitar un talante dinámico, abierto a la necesidad de un continuo aprendizaje y una permanente actualización de los saberes, preparado para la evolución y el cambio como constantes de la vida humana.
  13. Tratar a los alumnos con espíritu de servicio, con cercanía, en relación de amistad, con la autoridad nacida de la propia competencia y entrega, sin autoritarismo ni dogmatismo.
  14. Buscar, en fin, que el alumno se sienta feliz en su trabajo, en las relaciones personales con todos los demás miembros de la comunidad educativa, en todas las actividades que constituyen la vida del Centro en el que se forma.

Organización de la comunidad educativa

1. Los religiosos, profesores, padres, alumnos, y el personal de administración y servicios constituyen en cada Centro una comunidad educativa, que debe vivir unida, ilusionada y de forma responsable la gran tarea de educar y educarse.

2. Aspiramos a que cada comunidad educativa llegue a constituirse, en la medida de lo posible, como comunidad educativa cristiana.

3. La responsabilidad de la comunidad educativa es compartida por los diversos estamentos, mira al bien de todos y se traduce en una participación activa y debidamente ordenada en la actividad del Centro.

4. Esta tarea incluye la inserción activa del Centro en su entorno inmediato, cuya promoción cultural y social debe procurar, así como la colaboración y coordinación con otras entidades educativas.

5. La Titularidad del Centro reconoce expresamente a los órganos de gobierno del mismo las atribuciones que las disposiciones legales des confieren, dentro del respeto al carácter propio que en el presente Ideario se establece.

Padres

1. Los padres son los primeros y principales responsables de la educación de sus hijos.

2. Consideramos que ningún Centro educativo puede llevar a cabo sus fines propios sin un permanente y profundo contacto con los padres de sus alumnos. Por ello, procuraremos siempre ese contacto para lograr una educación conjunta coherente y el necesario respaldo mutuo.

3. Estimamos, en fin, que nuestra responsabilidad de religiosos educadores incluye el proporcionar a los padres la ayuda necesaria para que puedan realizar cada vez mejor su propia tarea de educadores fundamentales en la familia.

Alumnos

1. El alumno como principal artífice de su propia educación.

2. Rechazamos toda discriminación en la admisión de alumnos, por razón de nivel social, capacidad económica, lugar de residencia, creencias religiosas, afiliaciones políticas o cualidades humanas. Dentro de esta postura, y de acuerdo con las opciones prioritarias de la Congregación, nuestra preferencia se orienta hacia los más necesitados.

3. Damos por supuesto que los alumnos de nuestros Centros han venido a ellos por la libre voluntad de sus padres, o por la suya propia si son adultos, y que saben cuál es nuestra identidad.

4. Creemos positivo el asociacionismo de los alumnos, así como su participación en la vida y el funcionamiento de los Centros.

5. Estimamos como un deber especial de los Centros no sólo contribuir a la formación a la que los alumnos tienen derecho, sino prestar la conveniente atención a sus eventuales peticiones, observaciones o reclamaciones.

6. Deseamos que los alumnos, una vez terminados sus estudios y formación en nuestros Centros, puedan considerar siempre la etapa de su educación en ellos como base fundamental de toda su formación humana y religiosa, de modo que como antiguos alumnos mantengan con el Centro correspondiente una estrecha vinculación.

Profesorado y personal de Administración y Servicios

1. Reconocemos a los profesores el derecho al ejercicio de la libertad de cátedra, dentro de los límites propios del puesto docente que ocupan y que vienen dados por las características específicas del nivel educativo en que imparten su enseñanza y por la identidad propia del Centro en el que ejercen su labor. Deseamos compartir con ellos la misión educativa no sólo en el respeto mutuo, sino en una profunda comunión de intenciones y de actitudes.

2. Se facilitarán al profesorado los instrumentos idóneos para una formación permanente en el orden profesional, humano y religioso.

3. En la selección del profesorado de los Centros se habrá de tener en cuenta su identidad como Centro católico.

4. Trabajaremos con todo empeño para que la consideración socio-económica del profesorado y del personal administrativo y de servicios esté a la altura que la noble tarea de la educación merece.

 

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