Nuestra historia

Monasterio de San Jerónimo

La fundación del Monasterio premostratense de San Leonardo de Alba de Tormes tiene como fecha más probable hacia 1154, por disposición del rey don Alfonso VII de Castilla. En este año fue entregado, con el Señorío de la Villa de Alba de Tormes, al Abad de Retuerta, don Sancho I, pasando así a este Monasterio la paternidad de San Leonardo.

En sus principios fue monasterio dúplice “según el uso primitivo de la orden, canónigos y canónigas, bien que separados por una gruesa pared. Tenía una sola iglesia para los oficios divinos, desde distintos coros…”. Diez años después, en 1164, adoptó la forma de sólo hombres.

En 1439 el Papa Eugenio IV encargó al entonces Arzobispo de Toledo, don Gutierre de Toledo, señor de la villa de Alba, la supresión del Monasterio, por hallarse muy relajada la disciplina, encargándole que pusiese allí frailes jerónimos. Cuenta el P. Sigüenza que fue el mismo Arzobispo quien pidió la expulsión de los premostratenses. El Pontífice la concedió por Bula de Gracia con fecha de 2 diciembre de 1442. Los monjes premostratenses opusieron tal resistencia que hubieron de ser expulsados a la fuerza y conducidos al Monasterio de la Caridad de Ciudad Rodrigo.

En 1446 se solicitó de Roma la confirmación de esta medida. Fue concedida por Nicolás IV mediante Bula que se conserva en el AHN. Así pudo lograrse la entronización del nuevo Abad el día 16 de diciembre de 1447 por el Arcediano de Medina, deputado para ello, y en presencia del Primer Conde de Alba de Tormes, don Fernando Álvarez de Toledo. Se estableció así una relación de bienhechuría entre la Casa de Alba y el Monasterio. Los Duques construyeron la iglesia con retablo y sacristía, dotándola de ornamentos y joyas, mereciendo enterramiento en la Capilla Mayor, aún sin ser patronos por aquel entonces. El Patronato llegaría más tarde: el 1 de agosto de 1620 se aprueba por el Monasterio la escritura del Patronato hecha en Madrid ante Juan de Santillana. Con fecha 7 de septiembre se pide a Roma la confirmación.

Los monjes jerónimos hallaron el convento “en tan mal estado y tan por el suelo que fuera más fácil hacerlo de nuevo”. Se vieron por ello forzados a repetidos trabajos de restauración. En él permanecieron (con el paréntesis de la guerra de 1808-1812, ocupado por las tropas napoleónicas) hasta la infausta Desamortización. Quedó reducido a ruinas y cantera de despojos para cuantos quisieron tomarlos y así se pueden encontrar aún dispersos por los pueblos del entorno. El Monasterio fue pasando por manos de particulares hasta llegar a los actuales propietarios, los Padres Reparadores, Dehonianos.

En estos claustros han vivido varones ilustres por su santidad y su sabiduría, como Fray Hernando de Talavera (aquí novicio y profeso durante cinco años y prior) que fuera luego confesor de Isabel la Católica y primer Arzobispo de Granada tras la reconquista.

La Iglesia

Fue construida por el segundo Conde de Alba de Tormes y Primer Duque, Don García. Tiene planta típica de iglesia conventual del siglo XV (una sola nave con capillas laterales entre los contrafuertes). Mide su nave central 44m. x 12 m., dividida en cuatro crujías con sus respectivas capillas adyacentes en ambos lados y comunicadas  entre sí por bajas poternas.

 

La Capilla Mayor se prolonga en un ábside trilateral completado por dos habitáculos laterales. Dos ventanales ciegos estaban coronados por sendos escudos hoy desaparecidos: El de Don García, fundador de la Iglesia, y el de su mujer. (Los ventanales ciegos están en esa situación por motivo del retablo mayor)

La nave se cubría de bóvedas de terceletes, siendo más ricas en decoración las correspondientes al coro. Las pilastras que sustentaban las nervaduras están formadas por tres semicolumnas adosadas, teniendo por capitel una sencilla imposta adornada con bolas. Sobre una sencilla ménsula que corre a lo largo de los muros se alzaban los arcos apuntados de las cuatro crujías y las nervaduras de crucería. Saltos ventanales en cada una de ellas y en ambos lados daban abundosa claridad al templo

Las capillas sepulcrales

Situado al lado del Evangelio, apenas queda el hueco donde estuvo la sepultura del Arzobispo de Toledo, don Gutierre, “con estatua de mármol sobre ella”. (Ponz: Viaje por España. Madrid, 1753). “Estaba revestido de alabastro de Cogulludo, formando arco carpanel sin capiteles, bóveda de crucería y arcos dobles, llenando los muros con su formería de claraboyas, todo ello esculpido magistralmente, así como las entrecalles con pámpanos, animales y niños”. (Gómez Moreno: Catálogo monumental de Salamanca. Madrid, 1967). Algunos restos de esta artística sepultura, rescatados de los escombros, pueden verse en el claustro nuevo del convento.

Tribuna al órgano

Sobre la tercera capilla del lado del Evangelio hay un gran arco con restos de repisa corrida: fue el lugar del órgano. La puertecilla de arco escarzano en la crujía precedente es la que daba acceso, desde el coro, a dicha tribuna.

El aposento ducal

Era práctica frecuente que los Fundadores y Patronos de los Monasterios tuviesen, en el edificio mismo o al lado, un aposento donde alojarse cuando por necesidad o devoción asistían a las funciones religiosas de la Comunidad monástica. También aquí lo tuvieron los Duques: estuvo al lado de la capilla sepulcral del Arzobispo. Allí puede verse la puerta de entrada desde el presbiterio y la tribuna baja desde donde los Duques participaban en los cultos.

Retirada y viviendo en forma monástica estuvo aquí la ilustre señora doña María Enríquez, esposa del Gran Duque de Alba, teniendo enfrente la tumba de su esposo, hasta que le llegó la muerte un 7 de Noviembre de 1583. Sus restos fueron trasladados al panteón ducal de la Iglesia de San Esteban de Salamanca.

El Claustro viejo (s. XVI)

Con las reliquias rescatadas al hacer los trabajos de desescombro, más el conocimiento de otras piezas dispersas por los pueblos de la zona, amén de las descripciones que de él nos dejaron algunos autores, (Ponz, Araujo, Cuadrado…) se ha conseguido elaborar una idea bastante exacta de cómo fue: “Muy magnífico, adornado en la galería inferior con columnas y veinticuatro arcos entre ellas, los cuales son cuarenta y ocho en la galería superior, mediante columnas superpuestas que asientan perpendicularmente as las claves de la galería o claustro bajo. En las enjutas que forman los arcos del primero y segundo cuerpo hay medallones con cabezas del natural que alternan con escudos de armas, siendo la coronación antepechos de obra prolija y acabada en el estilo medio usado as principios del s.XVI.” (Ponz: Viaje por España. Ed. Aguilar, 1947).

Así pues, eran seis los arcos de cada una de las alas del cuerpo inferior, abiertos, de medio punto. En el cuerpo superior se duplicaban. Cerrados por una balaustrada. Escudos y medallones decoraban las enjutas entre columna y columna, labradas en una sola pieza, cual puede apreciarse en algunas recuperadas. Una idea aproximada del conjunto puede hacerse quien visite ahora el claustro de las Dueñas o la arquería superior del palacio Fonseca, ambos en Salamanca.

Lo que todo aquello aún permanece es cuanto fue rescatado de las ruinas y puede actualmente contemplarse, parte in situ (basas, fustes, empedrados, cisterna…) y parte expuesto en el ala norte del claustro nuevo.

El Claustro nuevo (s. XVII)

Se conserva prácticamente intacto en el cuerpo inferior formado por nueve arcos por lado que descansan sobre recios pilares cuadrangulares de granito de Martinamor.

 

En los paramentos y sobre las arcas centrales hay cuatro escudos que corresponden:

  • Ala norte: Escudo de la Orden Jerónima. (Cuadrangular, orlado en cuadro por sombrero pastoral, con cordones entrelazados de 6 borlas cada lado, una, dos y acabado en tres. Debajo una cruz doble y un león     rampante contornado.)
  • Ala este: Blasón ajedrezado de la casa de Alba. (Escudo acuartelado en cuatro: primero y cuarto el de la casa de Alba, jaqueado en quince jaquéeles; segundo y tercero contraacuarteados, con las cadenas de Navarra (1 y 4) y losanjados 2 y 3; ornado en semicírculo con las banderas de los Duques de Alba, timbrado con la corona ducal y el collar del Toisón de oro.)
  • Ala sur: Escudo foráneo de ignorada atribución y compleja descripción.
  • Ala oeste: Escudo del monasterio de San Jerónimo de Alba. (Mitra y báculo episcopal. Cadena sujeta en pabellón en tres argollas, terminada en un candado.)
La construcción primitiva del cuerpo superior era de simples arcos de ladrillo (también nueve por lado) como lo eran también las bóvedas de arista de las crujías. La actual reconstrucción obedece a las necesidades y nuevo destino del edificio, pero resulta bien el estilo y sobriedad del conjunto original.

Museo didáctico de Prehistoria Padre Belda

Entre otras curiosidades del monasterio existe un Museo de arqueología, seguramente, el más completo en su especialidad en toda la zona.
Expuestas en orden cronológico pueden verse y admirarse en sus vitrinas los instrumentos más primitivos (líticos primero, cerámicos y metálicos después) elaborados por el hombre desde la remota Prehistoria.
Las piezas expuestas son fruto de muchos años de búsqueda y recogida, tanto en España como fuera de ella, del infatigable arqueólogo que le da nombre: P. Ignacio Belda.
Muy notable es la colección del Paleolítico inferior recogida in situ en las cercanas terrazas del Tormes. Y otra de muestras de culturas amerindias.
El Museo y sus fondas están abiertos a la visita y trabajos de estudiosos y aficionados que quisieran acceder a ellos. También admite piezas arqueológicas que puedan caber dentro de su finalidad- conservación y estudio-, tanto en régimen de donación como en depósito.
Otra curiosidad del museo son las colecciones de Mineralogía y Paleontología, en las que se exponen los minerales y fósiles más característicos de las diversas eras y períodos geológicos.
 
Consta documentalmente el enterramiento en San Jerónimo de Alba de los miembros siguientes de la Casa de Alba.
 
Don Gutiérre Gómez de Toledo:  
Obispo de Ávila
Arzobispo de Sevilla
Arzobispo de Toledo
Señor de Alba de Tormes en 1430
Trasladados sus restos a San  Esteban de Salamanca (13-XI-1619)
 
Don Fermán Álvarez de Toledo:         
4 Señor de Valdecorneja
1 Conde de Alba
(Córdoba, 21-IV-1464) 
 
Don Fadrique de Toledo:                    
 2º Duque de Alba
(19-X-1531)
 
Doña Beatriz Pimentel:                        
 Casada con D. García Alvarez
(10-VII-1537)
 
Don Fernando Álvarez de Toledo:      
3º Duque de Alba
(11-XII-1582)                       
Caballero del Toisón de Oro.
Trasladados sus restos a San Esteban de Salamanca: 13-IX-1619.
 
Doña María Enríquez:
Casada con D. Fernando Álvarez de Toledo
(7-XI-1583)                   
Trasladados sus restos a San Esteban 
 
Don Antonio Álvarez de Toledo    
5º Duque de Alba
(29-I-1623)                
Caballero del Toisón 
(Probablemente está en la capilla del primitivo sepulcro de Santa Teresa, Alba)    
 
Doña Antonia Enríquez de R.        
Marquesa de Villanueva del Río        
(23-XI-1667)                     
 
Don Fernando Álvarez de T.                   
6º Duque de Alba.
(7-X-1667)    
No consta su enterramiento pero sí la fecha de su traslado al Panteón Ducal de San Esteban de Salamanca: 13-XI-1619
 
Doña Brianda de Beaumont
Doña Mencía de Mendoza.

 

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