El Padre Belda






El Padre Belda fue principalmente, un religioso Humanista, amante de las Artes y las Ciencias. Pero además en él se concitan las figuras de Sacerdote, Educador, Arqueólogo y Artista. Hablaba Valenciano, Castellano, Italiano, Francés y Alemán.
La pintura y el dibujo fueron siempre aficiones principales. A lo largo de su vida pintó decenas de cuadros, generalmente de temática religiosa. Las técnicas de la acuarela y el pirograbado también ocuparon muchas de sus escasas horas de ocio. Sus obras artísticas se encuentran desperdigadas por todos los lugares en los que residió y trabajó, siendo especialmente reseñable la colección de pinturas y pirograbados que se conserva en el monasterio de San Jerónimo de Alba de Tormes.
La Arquitectura y las obras públicas siempre le atrajeron enormemente, a él se deben infinidad de obras de restauración, construcción y remodelación de los conventos y colegios por los que pasó.
En sus viajes por Francia, durante algunos veranos, pasó temporadas con diversos arqueólogos franceses visitando y trabajando en varios yacimientos prehistóricos. Especial mención cabe hacer de sus estancias en Le Bugue (Dordoña), en compañía del Abate André Glory, quien le mostró el impresionante Paleolítico de las cuevas de Perigord, y del que adquirió un sinfín de conocimientos arqueológicos.
Su afición a la Arqueología y las Ciencias Geológicos, bien conocida por sus compañeros de la orden de los PP. Reparadores-Dehonianos, hará que muchos de sus compañeros le hagan llegar piezas procedentes de todo el mundo.
A lo largo de los años 70 y 80 descubrió y estudió numerosos yacimientos arqueológicos en la provincia de Salamanca y en la cercana Ávila. Casi hasta el final de su larga y fructífera vida, trabajó en su Museo de Prehistoria, que quiso que se orientara a mostrar a sus alumnos, y a todos aquellos que llegaban al Monasterio de San Jerónimo, el desarrollo de la Prehistoria, y lo que la Arqueología aporta al conocimiento del pasado del Hombre.