Historia
Monasterio de San Jerónimo
En sus principios fue monasterio dúplice “según el uso primitivo de la orden, canónigos y canónigas, bien que separados por una gruesa pared. Tenía una sola iglesia para los oficios divinos, desde distintos coros...”. Diez años después, en 1164, adoptó la forma de sólo hombres.
En 1439 el Papa Eugenio IV encargó al entonces Arzobispo de Toledo, don Gutierre de Toledo, señor de la villa de Alba, la supresión del Monasterio, por hallarse muy relajada la disciplina, encargándole que pusiese allí frailes jerónimos. Cuenta el P. Sigüenza que fue el mismo Arzobispo quien pidió la expulsión de los premostratenses. El Pontífice la concedió por Bula de Gracia con fecha de 2 diciembre de 1442. Los monjes premostratenses opusieron tal resistencia que hubieron de ser expulsados a la fuerza y conducidos al Monasterio de la Caridad de Ciudad Rodrigo.
En 1446 se solicitó de Roma la confirmación de esta medida. Fue concedida por Nicolás IV mediante Bula que se conserva en el AHN. Así pudo lograrse la entronización del nuevo Abad el día 16 de diciembre de 1447 por el Arcediano de Medina, deputado para ello, y en presencia del Primer Conde de Alba de Tormes, don Fernando Álvarez de Toledo. Se estableció así una relación de bienhechuría entre la Casa de Alba y el Monasterio. Los Duques construyeron la iglesia con retablo y sacristía, dotándola de ornamentos y joyas, mereciendo enterramiento en la Capilla Mayor, aún sin ser patronos por aquel entonces. El Patronato llegaría más tarde: el 1 de agosto de 1620 se aprueba por el Monasterio la escritura del Patronato hecha en Madrid ante Juan de Santillana. Con fecha 7 de septiembre se pide a Roma la confirmación.
Los monjes jerónimos hallaron el convento “en tan mal estado y tan por el suelo que fuera más fácil hacerlo de nuevo”. Se vieron por ello forzados a repetidos trabajos de restauración. En él permanecieron (con el paréntesis de la guerra de 1808-1812, ocupado por las tropas napoleónicas) hasta la infausta Desamortización. Quedó reducido a ruinas y cantera de despojos para cuantos quisieron tomarlos y así se pueden encontrar aún dispersos por los pueblos del entorno. El Monasterio fue pasando por manos de particulares hasta llegar a los actuales propietarios, los Padres Reparadores, Dehonianos.
En estos claustros han vivido varones ilustres por su santidad y su sabiduría, como Fray Hernando de Talavera (aquí novicio y profeso durante cinco años y prior) que fuera luego confesor de Isabel la Católica y primer Arzobispo de Granada tras la reconquista.
La Iglesia
La Capilla Mayor se prolonga en un ábside trilateral completado por dos habitáculos laterales. Dos ventanales ciegos estaban coronados por sendos escudos hoy desaparecidos: El de Don García, fundador de la Iglesia, y el de su mujer. (Los ventanales ciegos están en esa situación por motivo del retablo mayor)
La nave se cubría de bóvedas de terceletes, siendo más ricas en decoración las correspondientes al coro. Las pilastras que sustentaban las nervaduras están formadas por tres semicolumnas adosadas, teniendo por capitel una sencilla imposta adornada con bolas. Sobre una sencilla ménsula que corre a lo largo de los muros se alzaban los arcos apuntados de las cuatro crujías y las nervaduras de crucería. Saltos ventanales en cada una de ellas y en ambos lados daban abundosa claridad al templo.
Muy sobrias también las ménsulas de los arcos de las capillas laterales que se abren en arco carpanel. No así los de la Capilla mayor y el coro, más vistosas. Sobre la imposta de arranque hay esculpidos unos rostros de tal realismo que pudieran representar personajes contemporáneos. (afirmación arriesgada).
Las ojivas se adornaban con una serie de ángeles tenantes (heráldicos) y otra de ángeles músicos cuyos largos ropones en rígidos pliegues acusaban una indudable influencia borgoña, lo que indicaría la procedencia de maestros canteros foráneos cuyos nombres, de momento no conocemos con certeza. Los rostros de alguna de estas figuras expresan una enigmática sonrisa, no exenta de cierta picardía burlona.
Es la portada de estilo isabelino. Se abre con un arco aplanado sobre el que hay un ventanal achatado. Cubriéndolos –arco y ventanal- se alza un arco conopial de fino molduraje, decorado con hojas de crestería y terminado en un alfiz y pilastras, cerrándose con el escudo del fundador, también hoy desaparecido.
Una airosa espadaña del siglo XVII y estilo barroco, alzada junto a la fachada y orientada hacia la villa ducal, completa la estructura. Su estado actual acusa desperfectos y mutilaciones atribuidas a la caída de un rayo. La presencia señera de las cigüeñas en ella pone un elemento clásico y amable.
Las capillas sepulcrales
Frente a esta capilla, lado de la Epístola, estuvo la sepultura primera del ilustre y valeroso III Duque de Alba, don Fernando Álvarez de Toledo. Cual fuera la forma y ornamentación del cenotafio, (Ojo que cenotafio quiere decir que no estaba el cadáver) por ahora, lo ignoramos. Seguramente estaría en consonancia con la grandeza del personaje. Sí sabemos que estuvo ornado con banderas y un retrato del Duque, salido del pincel de Tiziano. Sus ilustres cenizas fueron trasladadas a Salamanca, convento de San Esteban, donde ahora reposan.
Además de las sepulturas del Arzobispo y del Duque hubieron la también en esta capilla otros ilustres miembros de la casa de Alba: En 1566 doña María Pimentel, esposa del Comendador calatravo don Fabrique de Toledo, testó su voluntad de ser enterrada en la capilla Mayor “donde a de ser enterrado mi marido”. En 1483 es así mismo depositado el cuerpo de doña María de Toledo, Duquesa de Alba. También, en septiembre de 1585, el II Duque de Alba, Don Fabrique, mandó en su testamento que su cuerpo fuese depositado en el monasterio de San Leonardo “donde están los cuerpos de los excelentísimos Duques, mis padres y abuelos”.
Tribuna al órgano
Sobre la tercera capilla del lado del Evangelio hay un gran arco con restos de repisa corrida: fue el lugar del órgano. La puertecilla de arco escarzano en la crujía precedente es la que daba acceso, desde el coro, a dicha tribuna.
El aposento ducal
Era práctica frecuente que los Fundadores y Patronos de los Monasterios tuviesen, en el edificio mismo o al lado, un aposento donde alojarse cuando por necesidad o devoción asistían a las funciones religiosas de la Comunidad monástica. También aquí lo tuvieron los Duques: estuvo al lado de la capilla sepulcral del Arzobispo. Allí puede verse la puerta de entrada desde el presbiterio y la tribuna baja desde donde los Duques participaban en los cultos.
Retirada y viviendo en forma monástica estuvo aquí la ilustre señora doña María Enríquez, esposa del Gran Duque de Alba, teniendo enfrente la tumba de su esposo, hasta que le llegó la muerte un 7 de Noviembre de 1583. Sus restos fueron trasladados al panteón ducal de la Iglesia de San Esteban de Salamanca.
El Claustro viejo (s. XVI)
Así pues, eran seis los arcos de cada una de las alas del cuerpo inferior, abiertos, de medio punto. En el cuerpo superior se duplicaban. Cerrados por una balaustrada. Escudos y medallones decoraban las enjutas entre columna y columna, labradas en una sola pieza, cual puede apreciarse en algunas recuperadas. Una idea aproximada del conjunto puede hacerse quien visite ahora el claustro de las Dueñas o la arquería superior del palacio Fonseca, ambos en Salamanca.
Lo que todo aquello aún permanece es cuanto fue rescatado de las ruinas y puede actualmente contemplarse, parte in situ (basas, fustes, empedrados, cisterna...) y parte expuesto en el ala norte del claustro nuevo.
Claustro nuevo (s.XVII)
En los paramentos y sobre las arcas centrales hay cuatro escudos que corresponden:
- Ala norte: Escudo de la Orden Jerónima. (Cuadrangular, orlado en cuadro por sombrero pastoral, con cordones entrelazados de 6 borlas cada lado, una, dos y acabado en tres. Debajo una cruz doble y un león rampante contornado.)
- Ala este: Blasón ajedrezado de la casa de Alba. (Escudo acuartelado en cuatro: primero y cuarto el de la casa de Alba, jaqueado en quince jaquéeles; segundo y tercero contraacuarteados, con las cadenas de Navarra (1 y 4) y losanjados 2 y 3; ornado en semicírculo con las banderas de los Duques de Alba, timbrado con la corona ducal y el collar del Toisón de oro.)
- Ala sur: Escudo foráneo de ignorada atribución y compleja descripción.
- Ala oeste: Escudo del monasterio de San Jerónimo de Alba. (Mitra y báculo episcopal. Cadena sujeta en pabellón en tres argollas, terminada en un candado.)